Cambio Climático en Rapa Nui

Vista aérea del Humedal Rano Raraku, seco desde el año 2017

Isla de Pascua, también conocida como Rapa Nui, es un territorio insular de Chile ubicado en el Océano Pacífico Sur, a 3.700 kilómetros del continente. Famosa por sus icónicos moái y su rica cultura Rapa Nui, la isla se enfrenta a una amenaza creciente: el cambio climático, uno de cuyos mayores impactos es en la flora nativa.

Vulnerabilidad extrema

Las características únicas de Isla de Pascua la hacen particularmente susceptible a los efectos del cambio climático:

Aislamiento extremo: Ubicada a miles de kilómetros de tierra firme, la isla está aislada de influencias externas, lo que limita su capacidad de adaptación a los cambios ambientales. Un ejemplo concreto de esta situación es la dificultad para importar recursos o recibir asistencia técnica especializada para enfrentar los desafíos del cambio climático.
Tamaño reducido: Con una superficie de solo 166 kilómetros cuadrados, la isla posee un ecosistema frágil y limitado, con una menor capacidad de amortiguación frente a perturbaciones externas. Un ejemplo de esto es la rápida propagación de incendios forestales o la rápida salinización del agua dulce debido a la intrusión de agua salada.
Historial de degradación: La isla ha experimentado una significativa pérdida de biodiversidad y degradación del suelo en el pasado, lo que reduce su resiliencia ante nuevos desafíos. Un ejemplo histórico de esta situación es la deforestación masiva que se produjo en la isla durante la época prehistórica, lo que ha tenido un impacto duradero en la fertilidad del suelo y la erosión costera.
Condiciones actuales: El clima actual de Isla de Pascua se caracteriza por una alta aridez, fuertes vientos y una escasa disponibilidad de agua dulce. Estas condiciones preexistentes exacerban los efectos del cambio climático, haciendo que la isla sea más vulnerable a la sequía, la erosión eólica y la intrusión salina.

Rapa Nui no es la típica isla tropical de Polinesia, lluviosa y con espesas selvas. Más bien, es una isla de lomas bajas, praderas pedregosas, azotada por vientos constantes, muy vulnerable a los factores climáticos.
La erosión tan extendida por la isla puede ser agravada ampliamente por el cambio climático, sobre todo por la sequía seguida de lluvias intensas y por cambios en los patrones de vientos.

Principales manifestaciones del Cambio Climático en Rapa Nui

El cambio climático se manifiesta en Isla de Pascua de diversas maneras:

Aumento del nivel del mar: El incremento del nivel del mar no representa en el caso de la isla una amenaza tan directa, aunque sí se suma a los otros factores degradantes que contribuyen por ejemplo a la erosión. La amenaza principal es para el patrimonio arqueológico costero, incluyendo moai y sitios ceremoniales. Un ejemplo concreto de este riesgo es la erosión gradual de la base de los moai, lo que podría provocar su eventual derrumbe.

Intensificación de eventos climáticos extremos: Se registran olas de calor más intensas, sequías prolongadas y temperaturas de invierno más bajas, lo que impacta negativamente en la agricultura, la flora y fauna nativa. Un ejemplo de esto son las sequías cada vez más frecuentes y severas, y también el aumento de los vientos fríos, que son uno de los factores más estresantes para las plantas nativas.

Cambios en los patrones de precipitación: La alteración de los patrones de precipitación ha reducido la disponibilidad de agua dulce, un recurso vital para la isla. Un ejemplo de esto es la disminución de las precipitaciones durante la estación seca, lo que dificulta la recarga de los acuíferos y aumenta el estrés hídrico en la isla.

Impactos en los recursos naturales y la flora nativa de la isla

El cambio climático tiene un impacto profundo en los recursos naturales de Isla de Pascua:

Erosión y degradación del suelo: El aumento de la intensidad del viento y la escasez de agua han acelerado la erosión del suelo, lo que reduce su fertilidad y capacidad de retención de agua. Un ejemplo visible de este problema es la formación de cárcavas y la pérdida de la poca tierra fértil en las zonas más expuestas al viento.

Pérdida de biodiversidad: La sequía, el aumento de la temperatura y la acidificación del océano han provocado la pérdida de especies nativas de flora y fauna, lo que afecta negativamente el equilibrio ecológico de la isla. La extinción de especies con serios problemas de conservación y que no han podido adaptarse a las nuevas condiciones climáticas es una perspectiva que hoy por hoy parece muy cercana.

Deterioro severo de los humedales: Uno de los impactos más directos del cambio climático en la flora nativa se da en los humedales, los cuales han disminuido sus cuerpos de agua y al menos en un caso (Humedal Rano Raraku) ya se registra la pérdida completa. Los humedales eran los reservorios principales de germoplasma en estado silvestre, pero hoy conservan menos especies y con poblaciones más pequeñas, seriamente amenazadas por otros factores, sobre todo incendios y ganadería descontrolada.

Los impactos del cambio climático agudizan el efecto destructivo de factores pre-existentes, como el pastoreo de animales introducidos y asilvestrados, que predan sobre la última flora silvestre. Cabras asilvestradas en el sector de Poike.
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